Tengo papá (Severus).

Recuerdo del primer mensaje :

Era miércoles por la tarde, mi tío debía ya estar preocupado, bueno, no sólo mi tío, Mist supongo que se sentiría muy sola.
En la librería me había dormido, en brazos de papá.
Lo había escuchado cantar, pero los párpados me pesaban tanto que ni había podido abrir los ojos para sonreirle con la mirada.
El asiento del coche supongo que sería cómodo, porque él se había sentado, manteniéndome en su regazo durante todo el trayecto.

Cuando el coche se detuvo abrí los ojos, ante mi estaba la casa más bonita que había visto en la vida, una gran berja la rodeaba. Me incorporé para poder mirar por la ventailla, las puertas se abrian solas y el servicio salia a recibirlo, con un albornoz de algodón de mi tamaño.

Me sentí algo cohibida, suponia que ahora podría mandatres a esas personas, pero yo no quería mandarles, los refería de amigos. Lo que no sabía era como se habían enterado de que vendría acompañado, todos llevaban uniforme laboral y habían formado dos filas.

Papá me sacó del coche en brazos y se detuvo ante tanta gente.
No me atrevía ni a dar mi nombre.

Mi voz comenzo a sonar de nuevo, aun recordando las lagrimas de verdadero cariño que unos ojos profundos y negros derramaron cuando cantaba aquella melodia y como planeabamos ser felices antes de que todo courriera

- Jamás te dejaré ni te alejaré de mi vida, pero tú si que me sacarás de la tuya, cuando te canses. Ya verás como habrá temas que no te sientas cómodo tratando conmigo, y esos temas serán los que nos harán distanciarnos. ¿Que pasará cuando me rompan el corazón por primera vez, papá? Quiero decir cuando el chico no sea un Sith, porque desde que te conozco ya me lo has partido varias veces y de eso no hace ni cinco horas -me volví hacia él y me deslicé por la puerta hasta quedar sentada en el suelo, recogiendo las rodillas, llevándolas hacia mi pecho, volvía a sentir calor y la garganta adolorida, como rasposa, empezando a notar sangre entre los dientes- Me duele la garganta.

- Yo nunca te partiria el corazon eres lo mas importante... tu y y tus hermanos... aunque ahora el mas importante es aquel hermano al que no eh podido hallar y... - esperaba no preguntara mucho de su hermano aun perdido auqnue sabai que su curia le haria intentar saber - cuando alguien te parta el corazon te lo partire a ti yo tambien... me han de llevar preso a Azkaban por asesinar al tonto que se atreva a lastimarte... -

- Quieres que llame al doctor o ... - dude un momento preocupado por su salud

- Tranquilo papá, lo encontraremos. Te ayudaré a buscarlo si hace falta, buscaré en la biblioteca -no me veia en aquel sitio, pero si hacia falta, iría.

Cuando dijo lo del médico lo miré aterrada.

- Me dan miedo los médicos -me había dicho que los leones buscábamos el peligro, pero los sitios en donde había oscuridad no los solía buscar yo, tampoco iba a la enfermería no ser que fuera estrictamente necesario- te dan la medicación con inyecciones, y no me gustan las agujas, me da miedo el dolor. Siempre intento evitarlo.

- Aqui entre nos... el dolor tambien ... soy alergico a el; pero debemos afrontarlo solo asi crecemos para convertirnos en aquellas personas que sostiene a este mundo... mas como veras... yo no eh madurado mucho... - dije guiñandole un ojo

- Soy mas bien un buen compañero de juegos; tambien odio las agujas pero.... ahora no soy yo quien la necesita sino tu o mañana estaras fatal ... tambien puedo darte un te endulzado con miel y que duermas lo mas calientita que puedas... para que tu cuerpo deseche todo el mal mediante el sudor -

-Pero no puedo sostener el mundo con once años, papá-agaché la cara, cada vez que subía el tono de voz era como si me rascasen la garganta con papel de lija-No me gusta la miel...si viene el médico y me pone esa inyección, ¿Te quedarás conmigo?

Tenía que empezar a demostrar que estaba en Gryffindor, pero en verdad eso me daba mucho miedo. Le rodeé el cuello con los brazos, no quería que me soltara si aparecía alguien más.

- Creo que es mas facil soportar un trago dulce que una dolorosa inyeccion ... que prefieres... seguir siendo mi niña unos dias meses o años mas... tomando el te y quedandote aqui conmigo o, convertirte en la mujercita de la casa estando a tu lado mientras soportas la inyeccion - pregunte mirandola mientras mi mano frotaba su espalda cariñosamente

Había que pensárselo, pero lo segundo era más atrayente, aunque claro, como todo, lo que querías siempre era más difícil de obtener.

- Lo segundo, pero no me sueltes, por favor -lo apresé más fuerte, mientras sentía sus brazos rodeándome con cariño- Por favor papá, no me sueltes.

Apenas susurraba, no podía dejar de temblar aunque lo estuviera intentando.El sabor a miel me ponía más enferma, y la inyección era una y se pasaba, por lo que podía hacer una vida normal después.

- Pero sera mañana... - dije sonriendo por el hecho de haberse atrevido a enfrentar su temor por convertirse en la damita de la casa pero necesitaba aclararle algunas cosas acerca de su estado de casi enferma - bueno; esta noche dormiras conmigo y bien arropada.. quizas pueda si me dejas ponerte un unguento caliente de escencia de troll que sirva para relajarte y que duermas bien... ya mañana visitaremos al doctor... y no.. te dejare... ya te dije... siempre estare ahi -

- Pero eso si... antes de que duermas debes cenar algo... esos trocitos de carne no bastaran -

Cenar, no tenía hambre, me había acostumbrado a no comer y ahora era difícil tragar.

- ¿Ungüento de troll? No suena nada bien y además debe oler horrible, ¿Es necesario? -quizás mañana no me apeteciera tanto la inyección si me encontraba mejor,pero mejor dejarlo para mañana. ¿Quien quería hacer hoy lo que pudieras dejar para mañana?

Apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos despacio, si me dormía igual no me hacía cenar nada.

- Ni si quiera lo pienses Lil.... debes cenar algo por lo menos un vaso de leche o algo por el estilo, la escencia de troll no tiene olor de hecho linda... asi que te lo pondras o mas bien te lo pondre yo -

Puse mi mano en sus ojos abriendolos con mis llemas para que no se duermiera

Aparté sus dedos de un manotazo juguetón, no era para hacerle daño, pero en verdad estaba suficientemente cansada para dormirme, más sobre su brazo, sintiéndome protegida por primera vez en mucho tiempo por un adulto. Era una sensación reconfortante, aunque sabía que eso conllevaba hacer caso a muchas cosas que no me iban a gustar.

- De acuerdo, un vaso de leche y galletas con chispitas de chocolate, pero si pica o escuece eso no e lo pongas, ¿Vale? -había aceptado cenar algo, debía ceder ahora él, ¿no? ¿O es que acaso los padres no cedían cuando se trataba del bienestar de sus hijos aunque fuera desagradable a lo que se enfrentaban?

- No.... - dije tajante mas agregue en un tono calmado - en la despensa hay unas galletas cubiertas de coco rayado que son deliciosas... por el momento no tengo de chispas de chocolate - dije sabiendo que me habia comido todas hacia dos noches

- Y quizas un platon de tu cereal favorito... te parece - la mire y dije - dicen que cuando estas mal de la garganta una nieve de limon natural te hace mucho bien... quieres intentar -

- Me quedo con el helado -dije incorporándome de repente sobre sus hombros- Pero no me puedo comer todo eso, puedo engordar y si engordo los chicos no me querrán.

Me daba lo mismo los chicos, pero desviando la conversación se le olvidaría la leche y las galletas, sólo me gustaban las de chocolate con chispitas y en verdad me apetecían mucho.

- Quiero galletas con chispitas de chocolate -hice un puchero y agache la mirada- Quiero galletas con chocolate, las de coco no me gustan, me gustan las de chocolate.

Cuando hacía berrinche siempre parecía que mi voz saliera con cierta musicalidad, como si estuviera cantando.

- Siendo asi te dare helado y toda clase de comidas que te hagan engordar para que quedes peor que yo y no le gustes a los chicos - era extraño que dijera eso pues el hecho de trabajar mi cuerpo era porque creia que entre mejro estuviera podia siempre escapar y en resumen sobrevivir, lo cual constituia mi objetivo prinipal

- Un Sith tambien debe saber negociar; que me ofrece usted señorita a caqmbio de ir por sus galletas... convenzame -

No iba a engordar, nunca engordaba aunque comiera muchísimo, ya lo había probado, Mika se ponía redondita como una bolita en Navidades y yo solía adelgazar más cuando no habían clases, porque jugaba más tiempo.

- ¡No quiero negociar, quiero galletas de chocolate! -comencé a golpearle los hombros para convencerlo, pero cada vez sujetaba más fuerte, no parecía dispuesto a consentir las galletas a cambio de nada- Te dejaré aplicarme el ungüento ese de troll que suena tan mal, aunque escueza.

No valía la pena desgastarse sino iba a conseguir nada a cambio.

- Y me portaré bien mañana -para mañana aún faltaba mucho tiempo y seguro que se le olvidaba aquello, porque yo quería las galletas de chocolate ahora.

- Buena oferta pero.... debo ir hasta la tienda y mojarme para tarer tus galletas creo que debe haber algo para mi persona; un masaje... un piquito... en fin - sonrei puesto que era muy divertido negociar con mi hija, se parecia demasiado a Sue en ese aspecto

Cuando una Sith queria algo sabia muy bien como hacerlo, en fin unas caricias, unas palabras eran suficientes para que una Sith consiguiera lo que queria, lo habia corroborado ya a traves de los años... mas, como me convenceria Lil... a pesar de ser muy consentidor queria ver hasta dodne era capaz de llegar mi lobita

- Eres el Ministro, puedes enviar a cualquiera de los del servicio a por las galletas, no te tendrías que mojar tu, así que el masaje o el piquito se lo ganaría quien fuera -pero aún así le besé los labios despacito, daba igual que fuera mi padre, era una muestra del amor que sentía por él, era un beso, en definitiva, el beso que había elegido para él, de momento sólo suyo, pues a nadie más besaba en los labios- No quiero que me dejes sola, manda a alguien, papi.

Bien podría mandar a esa chica que había interrumpido nuestro baño, seguro que le sentaba de cine que ahora interrumpieran su baño en la piscina.

- No puedo enviar a alguien por algo para la personita mas especial de este lugar, debo ir en persona para traer las mejores - dije puesto que el ir por ellas era para traer mis galletas favoritas por lo que me levante casi dando la impresion de irme pues me puse la capa de viaje

Luego puse mi dedo indice en mis labios y dije en voz baja - esto que te voy a enseñar no se lo cuentes a nadie... son algunas de mis rarezas - no me iria y ella lo sabia pero eso que pasaria le demostraria que habia mas en mi de lo que parecia

Me quedé mirando expectante lo que hacía, sabía que no se iba a marchar, más en nada estaba con una caja de galletas de chocolate en las manos.
Con su capa de viaje puesta, que vi como se la quitaba y una botella de leche venía en camino, atemplada al ambiente, ni fría ni caliente, en su punto.

Sonreí de manera divertida y sorprendida al mismo tiempo.

- Yo quiero aprender a hacer eso, papá, enséñame como lo haces -dije despacio olvidándome de las galletas unos instantes, en esos momentos quería hacer aquello, sería genial dejar a alguien en las clases de Strife, a ese tío no había quien lo aguantara e ir a darme una vuelta por el castillo, descubriendo nuevos caminos y atajos para moverme por el interior sin que el bedel o su gato me localizaran.

- No creo.... - dije sacudiendo la caja verificando que estuviera pesada de galletas - si de por si no podre tenerte cuidada todo el dia, si te enseño a hacer eso... no podria tenerte cerca -

Camine unos pasos hasta el lecho diciendole - ademas... cuando te lo deba enseñar aprenderas que no es tan facil obtener esta clase de habilidades... a veces el precio es demasiado caro -

- Claro que sí, seria la única manera de reunirme contigo cuando necesitara un beso o un abrazo, y tu también podrías venir a verme cuando quisieras -debía convencerlo- Dime al menos donde puedo aprender a hacer eso, por favor, papá.

Lo aprendería como fuera, aunque no durmiera en un siglo, eso iba a ser genial.

- No hay precio demasiado caro si ello me permite pasar más tiempo contigo -corrí hacia la cama descalza y salté sobre ella, tapándome con las sabanas y destapándome la cabeza mientras le sonreía- Te prometo que no lo gastaré para escapar de clase, voy a ser una buena alumna.

- Sabes cuantas lineas de vida tuve que segar para poder obtener el don de la bilocacion ... - dije recordando todo lo que habia pasado, antes siendo un gitano asediado por cazadores tuve que pelear por mi vida so pena de cegar vidas ajenas

- Eh hecho cosas muy malas Lilian no querras un destino igual para ti... no quiero un destino asi para lo mas importante en mi vida -

-No sé lo que es una línea de vida, pero debe haber muchas formas de hacer eso, además, quiero aprenderlo y tu como padres me deberías enseñar si te importa mi educación-me ponía así cuando no entendía lo que me decían, no estaba tranquila, cuando quería algo lo hacía, le pesara a quien le pesara.

Escuché su última frase y los ojos se me anegaron de lágrimas.

-¿Tenerme a mi fue algo malo, papá? Porque pareces arrepentido de ello. ¿Ya te has cansado de mi? Pues haz lo que todos, déjame tirada en la cuneta, es así como abandonan a los perros, ¿no? Y se podría decir que yo soy uno de ellos-negué con la cabeza despacio, me levanté y me acerqué a la ventana, estrellando los puños en ella, la sangre no tardó en cubrirme todo el camisón, sino me quería en su vida no quería esta vida.

- A una lobita - dije levantandome de la cama poniendo mi mano sobre la puño tocando su sangre donde su piel se habia rasgado - no se le tira en una cuneta... pueden ser primos de los perros pro no son iguales ademas... el decir que habia hecho cosas malas no fue por ti sino por cosas que no quiro para ti... el obtener poder a veces tiene un costo muy alto -

La mire mientras mordia mi dedo pulgar poniendolo encima de sus heridas, el aura roja mano de mi hasta ella resanando sus heridas poniendo en mis manos ahora las laceraciones - por convertirme en lo que soy, tengo lagunas mentales de lo que le sucedio a tu madre y a las mamas de tus hermanos -

-No me importa el precio a pagar, quiero ser como tu, quiero que te sientas orgulloso de mi, ser tu viva imagen-de nuevo el calor sobre mi piel al tener su contacto, el contacto de la yema de sus dedos sobre mis heridas-No me entiendes, yo quiero ser una Sith de verdad, lo deseo con toda mi fuerza.

Quise replicar pero no pude.

-Déjame ayudarte, déjame ser la luz de tus ojos, papá-se lo estaba suplicando, y eso no lo hacía con nadie, el orgullo me lo impedía.

"Lobita" ese nombre lo habia repetido tantas veces que ya lo encontraba mas cariñoso para referirme a Lilian y recorde algo de mis años mozos - sabes que es curioso... que cuando unos ojos bonitos y unos labios dulces me atrapaban con esta cancion siempre me referia a mi mismo -

Comence a tararear una cancion que hacia mucho tiempo no cantaba... pero ahorita tenia a mi lobita de ojos bonitos y de labios dulces, aunque fuera mi hija. Ya despues tendria tiempo para explicarle mas cosas pero ahora solo queria hacerle sentir que por alguna cosa de esas de la vida compartiamos muchas cosas aunque parecieran inventadas.

-¿Quieres ser mi mascota?-le pregunté ladeando la cabeza-¿Quieres ser mi lobo?

No entendía muy bien adonde quería ir con aquella canción que tarareaba, pero hablaba de lobos y mascotas. ¡Ay! ¿Por que no eran más claros los adultos?

-Papá, yo quiero ser un demonio como tu, hacer lo que tu haces. Mi forma de lican el tio dice que es adorable, eso no da miedo, salvo que pueda gastarla combinada con más cosas, y creo que sé como hacerlo, pero necesito de tu ayuda, no sé que capacidades tengo o heredé de ti, pero creo que los animales me hace caso o al menos entienden lo que digo, todo el reino animal, también cuando me enfado tiemblan las cosas y no sé que más, sí, bueno, el escudo ese que no deja que me golpee nada-pero necesitaba saber que más podía hacer, quería conocerme para poder controlarme.

- Creo que para conocer tus habilidades demoniacas a la perfeccion no soy el Sith indicado; quizas Sue pueda ayudarte mas... de mujer a mujer - dije sabiendo que en ciertas cosas yo no podia ayudarle, ya habia pasado lo de aquella hacia unos instante en la bañera aun siendo mi hija mis impulsos parecian ganarme y a ella un poco por lo que una ayuda femenina tambien podria ser util en algunas cosas mas si como le habia dicho Sue era tan volatil que su poder era casi ilimitado

- Quizas tu hermana mayor pueda ayudarte -

- NO QUIERES AYUDARME TÚ. LE PASAS EL BULTO A MI HERMANA MAYOR, ¿POR QUE ME SEPARAS, EH? -¿Que le había hecho yo para que me hiciera de lado de esa manera?- Me voy, y esta vez no intentes detenerme. Pediré ayuda a quien esté dispuesto a ofrecérmela. TÚ NO ME QUIERES A TU LADO.

Me dirigí hacia la puerta, pero al agachar la mirada llena de lágrimas me di cuenta que llevaba el pijama ensangrentado. Me volví hacia él, ahogando el sollozo.

- ¿Donde están mis ropas? -no podía salir así a la calle.