Una tarde inolvidable (LIBRE)

Aquella tarde era diferente; atrás había quedado mis tiempos como ángel para poder finalmente ser un hombre común o al menos eso parecía; el ambiente se sentía tenso, quizás por la perdida de un celestial como lo era yo o por cualquier acontecimiento en las alturas a los cuales ahora le restaba algo de importancia y; no es porque no la tuviera sino que ahora los verdaderos ángeles serian quienes se encargarían de eso esperando siempre lo mejor por el bien de todos.

Con un atuendo apenas abrigador sali del castillo a pesar de ser apenas media tarde me di cuenta que el lugar no estaba del todo bien; había una turbación en el ambiente -- efecto secundario de ser ángel -- como si algún peligro o una criatura de las sombras estuviese cerca, cosa aun mas peligrosa esa porque siendo mis hermanos mitad demonios algo poco menos que eso no podría ser.

Pero aun asi con la confianza y tranquilidad de no deber ni temer nada camine hasta que pude admirar a lo lejos el sauce boxeador divisando del otro lado la silueta de alguien que hasta el momento desconocía.

- ¡¡¡Hey!!! ¿Quien anda ahí? - exclame desde el otro lado para avisar de mi presencia y saludar, aunque no sabia si tenia cerca a un futuro amigo, un conocido o quizás alguien con no buenas intenciones.

Escuche atento lo que la chica de aura gigante decía a lo que espete: - en realidad como le dije, quizás sea el tono pero no es soberbia; los ángeles solo tenemos el orgullo de hablar con palabras de verdad en la boca y es por ello que los mortales ven en nuestras palabras la ley suprema y en algunas veces con palabras de trueno puede parecer que hablamos con soberbia la decir en viva voz lo que la armonía dicta - termine de escucharla con una media sonrisa apenas asomándose por debajo de mis mejillas dedicándosela a ella ya que su compañía me resultaba grata.

- Sabes, muchas veces decimos que preguntar por simple curiosidad es de personas metiches o que no tienen nada mas que hacer pero eso es un error porque; las preguntas son siempre movidas por un motivo adyacente y eso las convierte en simples convenencieras en cambio, si alguien pregunta solo por curiosidad no hay nada que vicie la pregunta; es el mas puro de los motivos para preguntar: simple e innata curiosidad - le termine de decir antes de oír lo de los secretos y asentí de manera amable esperando que me dijera, seguramente era algo relacionado con su naturaleza que estaba seguro que no era del todo común inclusive en este mundo magico.