Me dirigí al salón donde debía dar mi clase. No había comenzado a tiempo, debido a que había hecho un pequeño viaje para ver a mis hijos. Necesitaba verlos antes de comenzar las clases, era un buen estimulante.
Al llegar al salón, abrí la puerta y empecé a abrir las ventanas. Se notaba que hace años no se habían hecho clases ahí y el encierro y la oscuridad a mi no me gustaban. Con un movimiento de mi varita, limpié mi escritorio y las mesas de los alumnos.
Dejé mis papeles sobre la mesa. No llevaba muchas cosas, la lista de alumnos, la planificación del curso y algunos que otros papeles con datos que serían interesante para la clase.
Me senté en mi silla y comencé a revisar la lista de alumnos, esperando a que estos llegaran.