Papá me sacó casi a rastras de la fiesta, pero cuando pensaba que me enviaría directamente a la Torre de Gryffindor para no volver a dirigirme la palabra cambió el rumbo, dio media vuelta y se encaminó a una puerta que estaba al otro lado del Gran Salón, cerrando con fuerza y recostándose en ella.
Estaba cruzado de brazos, agaché la mirada molesta por su silencio, era mejor cuando te gritaban, al menos sabías que le había molestado lo que habías hecho, pero el silencio era descorazonador.
Levanté la vista con las mejillas encendidas.
Su aura había evitado que golpease a Tempest, y aún en aquellos momentos lo único que quería era que saliera de mi vida.
- No puedes obligarme a que me lleve bien con alguien que me odia, con alguien para la que soy un fastidio. Siento mucho que estés tan molesto, cuando lleguen las vacaciones me quedaré aquí si es que no me quieres en casa y en verano regresaré al orfanato. Ellos no me dejan de lado jamás -apretaba los puños a mis costados, intentando contener la rabia que sentía, sabía que atacarlo no servía de nada, ya lo había comprobado en la librería.
La música se colaba por la rendija del suelo, pero estaba demasiado lejana como para escucharla, más conocía aquella canción.