Aquella noche apenas podía descanzar el dolor en el estómago le hacía imposible consolidar el sueño. Se movía entre las sábanas intentando buscar la posición adecuada que le permitiera conciliar el sueño, pero el no acudía. Se resigno a poder dormir aquella noche y suspirando logro escuchar unos reclamos de sus compañeras de cuarto decidió salir de su recámara.
La verdad es que aquella mañana en la práctica autoimpuesta había provocado en ella una gran caída por la sorpresa de ver a un muchacho aparecer y desaparecer en el aire, su equilibrio se había perdido y acabo golpea doce con uno de los aros cercanos haciendo que su costado derecho se impactara contra el poste haciendo que naciera un gran dolor.
No le tomo el peso en el momento, pero ahora en la noche sentía el dolor calandole por dentro, sentía que ya no podía tocar aquella zona. Suspiro mientras bajaba las escaleras tendría que recurrir a le enfermería en camizon.
Salió con prisa de la sala común puesto que necesitaba llegar a la enfermería porque de repente respirar se le había hecho muy difícil, a cada paso sentía el dolor y era una agonía que pasaba en silencio para no llamar la atención de nadie.
Se tía ganas de llorar a medida que se acercaba a la enfermería algo que no le gustaba, porque ella trataba de seguir adelante puesto que no conseguiría nada hechandose a llorar. Cuando se acercaba a la puerta sintió un agudo dolor en el costado y debió apoyarse en la pared, mientra posaba su siniestra en el costado derecho para hacer presión, disimuladamente, para ayudarse a llegar. Pero el solo tocarse le provoco un dolor que casi la obligo a gritar pero apretó los labios firmemente. Estaba acostumbrada al dolor y se obligó a si misma a acordarse que las había visto negras antes y ya faltaba poco.
Respiro profundamente y se abrió paso en al enfermería, agotada de dejo caer en la cama más cercana para hacer soportable la espera.