Un día de sol, amanecí con mucho animo y opté por pasar la mañana dentro del castillo así que fui al gran comedor a tomar el desayuno, a falta de amigos, un buen libro y un café para empezar el día con el pie derecho.
Había muy poca gente a esas horas, claro, no muchos se despiertan tan temprano un fin de semana pero bueno, era hora de mi desayuno y nada podía arruinarlo.
Había muy poca gente a esas horas, claro, no muchos se despiertan tan temprano un fin de semana pero bueno, era hora de mi desayuno y nada podía arruinarlo.