1° Clase de Pociones

Recuerdo del primer mensaje :

-entre a la mazmorra y dejé abierta la puerta detrás de mí con impaciencia. Revisé cada rincón del salón de clases y con un movimiento de mi varita dispuse las mesas como mejor me parecía. Formé un semicirculo a mi alrededor para que todos alcanzaran a ver la pizarra y como hacía las pociones. Los calderos de cada alumno ya estaban en sus posiciones sobre los fogones mágicos en cada mesa. Llegué a mi escritorio y revisé la lista de los alumnos que se habían inscritos en la asignatura. Claro, siempre se podía aceptar a uno de último minuto. Algunos eran de primer grado y otros ya de sexto y séptimo. A esos habría que exigirles más. Se suponía que ya tenían el TIMO y ahora venían por el EXTASIS.

Me adelanté a mi escritorio y revisé mis cosas un momento. Abrí mi estante de ingredientes y el aroma de muchos de ellos se mezclo en una fragancia realmente exquisita y tentadora. Todo estaba lleno y saqué algunos tarros colocandolos en mi escritorio. Me senté tras él y espere revisando algunas cosas.

Spoiler:

Cuando estaba a punto de salir me di cuenta de que Santiago se había quedado atrás y no sólo eso, el prefecto de mi casa había tocado mi brazo diciendo que esperara, que debía hablar conmigo, me quedé un instante parada, debería seguir con mis cosas pero suponía que si se quedaba era porque debía decir algo importante. Me volví a él y lo miré inquisitivamente -Sé que te portarás bien -sonreí- De eso me encargo yo Prefecto, dime... ¿quieres que nos sentemos? - le dije señalando los bancos más próximos-

me siriguia a la clase de pociones cuando vi que estaba la puerta abierta golpie y el dige profesora puedo pasar lo que pasa es que el quiero hacer una pregunta pero me di cuenta que tambien estaba santiago hola santiago como estas el dije a la profesora si quiere vengo mas despues profesora no hay ningun problema espere que la profesora me respondiera

Yo y santiago habíamos tomado asiento en los bancos más cercanos a la puerta y lo miré esperando a que dijera lo que quería decir. Pero apenas el muchacho había abierto la boca para comenzar cuando alguien más entró en el aula y era Anahi, que volvía sobre sus pasos para preguntar también otra cosa. La miré y sonreí- No, Anahi, pasa por favor, dime lo que tengas que decir, creo que Santiago me va a tener un largo rato aquí entretenida, así que primero tú, seguro a él no le importara... a menos que a tí sí - la miré alzando una ceja preguntandome si ella no querría más privacidad-

gracias profesora lo que le venia a preguntar claro si a santiago no le molesta es que no le entendi sobre las pociones y el prigen como en el deber que le entregue yo sabia eso pero mi pregunta es hay pociones que ayudan a salvar a las personas eso fue lo que no entendi y hay algunas pociones para la curaciones de intoxicaciones si se intoxica un mago...

Escuché atentamente a Anahí y me quedé mirandola un momento antes de responder. Su pregunta era sencilla y la respuesta también, aunque tal vez yo no había entendido lo que ella no comprendía. Igual, miré a Santiago, sonreí y luego me levanté hacia Anahí, haciendo que la túnica que llevaba ondulara un poco - Por supuesto que las pociones ayudan a salvar a la gente, salvar en muchos aspectos, ayudan a curar enfermedades, a prevenirlas, a mejorar heridas y por supuesto a desintoxicar a alguien, sea cual sea el problema, las pociones siempre ayudan, claro en una mano experta y bien hechas... ¿Tu pregunta es sólo curiosidad o algo más? - la miré atenta-

NO PROFESORA ES CURIOSIDAD POR QUE YO QUIERO AYUDAR A LAS PERSONAS QUE ESTEN MAL PARA SANARLAS Y CURARLAS DE CUALQUIER DAÑO ESO RESPONDE A SU PREGUNTA PROFESORA SOO ERA CURIOSIDAD COMO A MI ME GUSTA LA LECTURA ENCONTRE ESO Y ME PARECIO INTERESANTE NADA PROFESORA...

Miré a santiago esperar pacientemente y después dirigí mi mirada hacia Anahí, escuchando su explicación- No, todo parece perfecto, aunque claro, primero debes ser una experta en pociones para poder ayudar, eres un poco impulsiva, Anahí - le sonreí - ¿Es todo, o quisieras saber algo más? - añadí amablemente. Le sonreí a Santiago como diciendole que me esperara un poco más- No te preocupes, Sith, ¿cuál es tu próxima clase? Puedo acompañarte y decirle al profesor o profesora que yo te retuve un poco.

no profesora esa era mi pregunta gracias por su tiempo y a ti santiago por permitirme hablar un rato con la profesora se lo agradesco bueno tengo que irme me despedi de la profesora y de santiago me tengo que retirar tengo que verme con danny enseguida me dirigui a la puerta y sali..

Caminé hacia Santiago lenta y parsimoniosamente hasta llegar a él, le noté un poco nervioso, hasta podría decirse que incómodo a cierto punto pero le sonreí como para indicarle que todo estaba bien. El muchacho era algo curioso, era un ángel pero tenía un aire demoniaco que no podía ser de otro más que de su padre y hasta cierto toque de su madre, la cual había conocido hace unas semanas en el Caldero Chorreante. Me senté frente a él, inclinándome un poco hacia adelante y lo miré atentamente. Él se quedó igual, sólo mirandome como si yo fuera algo exraño, lo miré a los ojos y reí un poco.

-¿Todo bien Santiago? ¿Qué es lo que querías decirme? - y entonces hice algo que jamás había hecho con un alumno, le puse la mano sobre la mejilla un instante. No una caricia, apenas un pequeño gesto de confianza para que se soltara.

Lo miré con detenimiento. El chico se ponía nervioso de la nada y eso me empezaba a gustar. Era un pequeño destello de maldad inocente el ponerlo nervioso. Pero también debía comportarme, el no era sólo un mocoso que me topé en un bar. No, era mi alumno, prefecto de mi casa e hijo del Ministro. Levanté la ceja cuando me tuteó pero la dejé pasar porque corrigió inmediatamente.
-Pues no hago excepciones con ninguno de mis alumnos, Santiago - dije seriamente- Y si las empiezo a hacer contigo, se verá mal... así que los trabajos, lo avanzado en clase, tareas y demás no te las puedo perdonar... las faltas, si tu tío no tienen incoveniente te las perdonaré, pero primero hablaré con él para saber que opina, ¿está bien? - no me detuvo más de un segundo- además, en tu tiempo libre para compensar te daré clases particulares... ¿qué dices?

Alcé la ceja cuando me llamó Bella, en lugar de profesora pero corrigió al instante y se lo atribuí a los nervios que le daban al ser tan inocentón. Ciertamente, lo miraba y no me daba ni el menor asomo de ser hijo de quién era, independientemente de su naturaleza, debería tener algún rasgo de Severus, pero no se lo encontraba por ningún lado. Su padsre siempre fue más osado. Sonreí por dentro, tenía esa mala manía de comparar alumnos.

-No hago favores personales, Santiago - dije con firmeza- Es más de lo que debería de hacer, ¿sabes? Y pasaré por alto ese intento de "soborno" sólo porque eres prefecto. No dudo que saldrás bien de tus clases y esta misma tarde hablaré con tu tío... ¿algo más que quieras agregar?

Noté el cambio de su expresión y de su manera de dirigirse a mi con una sonrisa de sorpresa, ya que no me esperaba que el "ángel" que tenía enfrente se comportara de una manera tan frívola, prepotente y altiva cuando lo que yo estaba haciendo era solamente lo justo. No le daría una preferencia a él, no lo haría sólo por ser hijo del Ministro, tampoco por ser prefecto ni siquiera por ser un ángel. Tal vez allá afuera lo trataran diferente. Yo no. Después de todo, era más dura de lo que creí.

-Hasta luego, Santiago - le dije- Nos vemos luego - cerré las puertas trás él y me dispuse a revisar otras cosas.