Un fuerte sonido sonó en las calles de Hogsmade, miré al frente y agudicé el oído.
-Bien, al menos no he llegado para el toque de queda- dije pensando en el encantamiento maullido que habían puesto muchos años atrás por la noche.
Salté de la carreta encima de la cual me acababa de aparecer. Me puse la capucha, cuidando de que no se viesen mis facciones y comencé a nadar por las solitarias calles bañadas por la luz del crepúsculo. Al parecer ese día no había ninguna excursión del colegio, o, igual los profesores habían considerado que era ya tarde y se los habían llevado. En cierto modo eso me fastidiaba, esperaba que el enano todavía estuviese en la aldea. Giré hacia mi izquierda en la siguiente esquina.
-Igual ha aprendido cómo escaparse- me dije sin convicción, desde luego el chico no era tonto, pero no era muy disimulado.
Continué caminando en silencio, sin interrupciones, entre los frios muros de las desoladas casas hasta ver por fin mi destino. Una andrajosa taberna llamada Cabeza de Puerco.
Cruzo el umbral de la puerta sigilosamente y me siento en la primera mesa vacía que veo (no es que hubiesen pocas) en el rincón más oscuro de todos, sin quitarme la capucha, esperando.
El motivo de esta pequeña visita era una pista sobre unos "aprendices" de magos tenebrosos, que al menos se habían hecho llamar así otro día en una aldea lejana. El departamento de seguridad mágica me había enviado allí con el pretexto de encontrarlos y encarcelarlos, pero a mí solo me parecían un grupo de magos que habrían descubierto algunos hechizos de magia oscura y que la habían empleado, nada preocupante, tarde o temprano habrían cometido un error y habrían muerto al ejecutar algún hechizo, pero, claro, la ley es la ley y por una pista de un confidente debí venir a comprobar.
Pero, lo que más me preocupaba era el colegio, ¿Qué pasaría si en el colegio se extendiese la noticia de un grupillo de "magos tenebrosos" (que, insisto, no deben llegar ni a ello) podrían estar en un lugar tan cercano? Seguramente se extendería el caos, pero no había que preocuparse por ello, los profesores son buenos magos, serían capaces de ocuparse de todo si algo ocurriese. Pero ¿Y si es lo contrario? ¿Y si resulta que alguien en el colegio supiese algo respecto a esto? Inmediatamente había mandado una lechuza al pequeño, pero parece ser que fue en vano.
-A ver si aparece alguien pronto- pensé- no quiero perder la noche aquí
-Bien, al menos no he llegado para el toque de queda- dije pensando en el encantamiento maullido que habían puesto muchos años atrás por la noche.
Salté de la carreta encima de la cual me acababa de aparecer. Me puse la capucha, cuidando de que no se viesen mis facciones y comencé a nadar por las solitarias calles bañadas por la luz del crepúsculo. Al parecer ese día no había ninguna excursión del colegio, o, igual los profesores habían considerado que era ya tarde y se los habían llevado. En cierto modo eso me fastidiaba, esperaba que el enano todavía estuviese en la aldea. Giré hacia mi izquierda en la siguiente esquina.
-Igual ha aprendido cómo escaparse- me dije sin convicción, desde luego el chico no era tonto, pero no era muy disimulado.
Continué caminando en silencio, sin interrupciones, entre los frios muros de las desoladas casas hasta ver por fin mi destino. Una andrajosa taberna llamada Cabeza de Puerco.
Cruzo el umbral de la puerta sigilosamente y me siento en la primera mesa vacía que veo (no es que hubiesen pocas) en el rincón más oscuro de todos, sin quitarme la capucha, esperando.
El motivo de esta pequeña visita era una pista sobre unos "aprendices" de magos tenebrosos, que al menos se habían hecho llamar así otro día en una aldea lejana. El departamento de seguridad mágica me había enviado allí con el pretexto de encontrarlos y encarcelarlos, pero a mí solo me parecían un grupo de magos que habrían descubierto algunos hechizos de magia oscura y que la habían empleado, nada preocupante, tarde o temprano habrían cometido un error y habrían muerto al ejecutar algún hechizo, pero, claro, la ley es la ley y por una pista de un confidente debí venir a comprobar.
Pero, lo que más me preocupaba era el colegio, ¿Qué pasaría si en el colegio se extendiese la noticia de un grupillo de "magos tenebrosos" (que, insisto, no deben llegar ni a ello) podrían estar en un lugar tan cercano? Seguramente se extendería el caos, pero no había que preocuparse por ello, los profesores son buenos magos, serían capaces de ocuparse de todo si algo ocurriese. Pero ¿Y si es lo contrario? ¿Y si resulta que alguien en el colegio supiese algo respecto a esto? Inmediatamente había mandado una lechuza al pequeño, pero parece ser que fue en vano.
-A ver si aparece alguien pronto- pensé- no quiero perder la noche aquí